En 1760 el Ayuntamiento trasladó la fuente a una cota más baja, en el centro de la plazuela de la calle Juan Rufo, antes de su confluencia con Alfaros, colocándola en un hoyo al que se bajaba por dos o tres gradas y dotándola de un pilar con un marmolillo que tenía los caños.
En 1808, según la inscripción de su pilar, se volvió a reconstruir, adosándola a la pared y colocándole cuatro grandes caños que vertían abundante agua.
Actualmente sigue adosada al muro del mirador de la casa que perteneció a la Marquesa de la Mejorada y, coronada por una imagen de San Rafael esculpida en piedra, es pieza fundamental en este antiguo y pintoresco rincón de Córdoba.
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